Descripción
En los doce primeros meses de una pandemia que no ha terminado, nacieron estos diez relatos, un conjunto de pequeñas historias cotidianas o imposibles en las que el lector podrá encontrar un universo de realidades distintas: desde una mujer y su hija que se enfrentan a la soledad de un nuevo hogar en las primeras semanas del confinamiento, hasta un hombre que le escribe a su esposa una carta imaginaria un año después del comienzo de la pandemia y en la que le cuenta cómo es la vida sin ella y cuánto la echa de menos.
Los protagonistas de estos cuentos nos demuestran que la pandemia nos ha puesto en un escenario distinto, y aunque nos ha abierto ventanas, también nos ha robado vidas, ha hecho visible que somos frágiles, que nuestra cotidianeidad puede verse alterada en cualquier momento, que el amor no siempre es suficiente y que la soledad es una losa que pesa demasiado. Entretanto, y acompañados de todos ellos, podremos empezar a revisar nuestras prioridades actuales para aprender de la experiencia, esa que la vida nos regala con dulzura, pero también, a veces, con crudeza y perversidad.
Podríamos definir a Pepa Navarro como la escritora de las cosas rutinarias, porque ella es una mujer observadora, detallista, delicada, que fija su mirada en las minucias que a los demás nos pueden pasar desapercibidas pero que ella, en cambio, convierte en el centro de la historia: un puesto en el mercado, un balcón, un anciano al que le queda poco por contar, una visita al cementerio…
Sin duda, diez historias para saborear, a traguitos cortos como su extensión, sin necesidad de devorarlas, porque el verdadero placer de este libro es leer y escuchar la banda sonora que late detrás de cada párrafo, la de la música que nos propone pero también la de la propiamente del lector, que no dejará de palpitar ante la lectura de las emociones frescas y cálidas con las que Pepa nos vapulea sin apenas avisar en cada una de las narraciones en las que estáis a punto de adentraros.
Porque eso es lo que hay que hacer con este libro: zambullirse en las páginas y comenzar, aunque no se quiera, a reconocer a las gentes y sus historias, que pasan por nuestro lado y no sabemos identificar.
Ana Valdés Menor
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